Firma y fecha: Rembrandt f. / 1661
- Los cristos atribuidos a Rembrandt, sean originales o no, están representados con el bigote contínuo, hasta unirse con la barba. Además, a pesar de la expresión risueña de algunos, todos denotan trascencencia. Aquí sólo aparece una blanda dulzura de carácter, bastante terrenal. Es muy posible que sea un apóstol perteneciente al extraño "apostolado" de Rembrandt.
- La mayor parte de la crítica asegura que es obra de taller. Creo que se puede considerar obra de Rembrandt, ya muy adelantada, que dejó sin terminar por alguna razón (p. ej.: las gedejas del cabello sobre los hombros son apuntes para un desarrollo posterior). Es evidente la intervención de un ayudante, lo justo para dar sensación de acabado, quizá por su posible venta.