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Firma y fecha: __ (c. 1630)
Tabla  75.3 x 59.7 cm.











- Actualmente esta obra se considera del cículo de Rembrandt y es cierto. Sin embargo es un Rembrandt, algo insípido, pero Rembrandt con todas las de la ley. Me explico:

- Toda la base, el dibujo pintado, la ejecutó Rembrandt y esto lo evidencian la estructura del cráneo con su oreja, impecables, la textura de pinceladas que se adivina bajo la superficie del manto, etc.

- Las finas capas subsiguientes, para dar cuerpo, compuestas básicamente de tonos neutros y que dotan de solidez general a la imagen acentuando la precisión de las formas, las pintó casi en su totalidad un ayudante (con la mano no se atrevió, es íntegramente de Rembrandt). 
       
- Sí, la enorme mano es de Rembrandt: ¡con qué justeza se articula y presiona!, ¡cómo se arruga y desliza la ajada piel sobre musculatura y huesos!. El salto de calidad entre la mano y la cabeza es inmenso  Aunque sólo sea por este maravilloso trozo de pintura la obra queda justificada.


- Casi toda la pintura empastada y luminosa que vemos también es debida a Rembrandt, como forzada reparación,  así como el efecto final del cuadro. Quien dió los toques bajo el párpado y pómulo izquierdo de la figura no es el mismo  que pintó la parte superior del cráneo.

- Sólo de él puede ser esa luz, distinta en cada punto pero que sabemos que es la misma en todo el cuadro.

- Aquí un ejercicio comparativo que demuestra esto con un cuadro indiscutido:




ANCIANO EN ORACION - ANCIANO CON CADENA DE ORO



- Esos gruesos párpados son de la misma mano. Lo que los diferencia es que unos están fabricados de principio a fin por el maestro con una precisión clara y rotunda y en los otros es evidente el esfuerzo para que la carne, probablemente acartonada como evidencia la irrecuperable nariz, palpite bajo esa luz que la fuerza a crepitar. ¡Quién puede negar que los tímidos filamentos claros de pestañas y cejas, que cargan de humanidad a las dos imágenes, están realizados por la misma voluntad!.

- Ambos mentones están terminados con el mismo tipo de recursos de estilo que poseía Rembrandt en ese momento y la misma frescura, aunque en el caso del orante es evidente que en algunas zonas, como debajo del labio inferior en que la calidad baja, se vió limitado por lo que ya había sido pintado (en este caso era inevitable seguir el ritmo impuesto por las pinceladas del desastre que supone la nariz, que ni siquiera llega a mediocre, para que no se pusiera ésta más en evidencia).

- Como dije, es un "casi Rembrandt" que el joven Rembrandt quiso que fuera un "Rembrandt". Y añadamos el valor de que aquí está el germen de una obra maestra: "TITUS COMO FRANCISCANO".